Cuando somos aún pequeños nos encontramos en una situación de vértigo si no tenemos cerca a nuestros padres o a alguien que cuide de nosotros. Desde que nacemos nos encontramos rodeados de gente que nos cuida y nos prepara para aprender a llevar una vida lo mejor posible. En el momento que crecemos, por naturaleza, sentimos ese deseo de independencia de nuestros progenitores, ya sea, alejándonos pero conviviendo con ellos, o independizarnos completamente de ellos.
Cuando llega el momento de abandonar la vida de nuestros padres y emprender la nuestra, nos encontramos en un estado de pánico por lo desconocido. Nos sentimos indefensos y desconfiamos de todo el mundo que existe a nuestro alrededor, en conclusión, nos sentimos solos y vulnerables, aunque no aparentemos tal estado. Pero ante esto yo me pregunto ¿Por qué tenemos miedo a encontrarnos solos? En mi opinión, el miedo generado a encontrarnos solos lo generamos nosotros mismos. Podemos pensar que todo el mundo es seguro de sí mismo menos nosotros y ello genera un estado de inseguridad. Por ejemplo, cuando llega el momento en el que muchos estudiantes deben marcharse de casa y comenzar a estudiar una carrera en cualquier otro lugar, todos los estudiantes del primer año se sienten inseguros y vulnerables, comienzan a tener miedo y a sentir vértigo a la soledad. El problema de todo ello, es que todos estos estudiantes, que se encuentran en un estado de vulnerabilidad, no son conscientes de que muchos de sus compañeros se encuentran en la misma situación.
Según mi criterio, la respuesta a por qué tenemos miedo a encontrarnos solos, además de generarla nosotros, se ve predispuesta por el instinto natural que tiene el hombre a relacionarse y vivir en sociedad. La soledad provoca un estado de ansiedad que se ve afectado por la ausencia de socialización. El ser humano desde muy pequeño está acostumbrado a convivir con otros seres humanos, pero nunca solo.
Otro sentido que puede tomar esta pregunta, es el sentimental. Podemos encontrarnos, como hemos dicho anteriormente, rodeados de personas, pero en esa misma situación nos podemos encontrar muy solitarios. Con esto me refiero a una soledad sentimental en la que existe una ausencia de la persona con la que compartes sentimientos además de una vida cotidiana. Un ejemplo de ello, son los matrimonios formados por miembros en un estado de madurez y que deciden separarse. Las personas que formaban este tipo de matrimonios, tras el divorcio se sienten solas sentimentalmente y pueden llegar a sentirse solas durante su vida cotidiana.
Mi conclusión es que, tanto el miedo a la soledad como otros miedos, son generados por nosotros mismos y por la sociedad en la que vivimos. Así por ejemplo en ciudades de E.E.U.U. es habitual llevar una vida solitaria con la ausencia de compañía sentimental sin ser juzgado por la misma sociedad.
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