La gran mayoría de los niños de alrededor de 6 años se hacen preguntas por todo lo que hay a su alrededor y sobre el porqué de las cosas. Cuando ocurre algo que no comprenden, no únicamente se quedan en esa pregunta, sino que siguen preguntándose más cuestiones sobre ese tema o cualquier otro.
Los niños buscan la verdad de las cosas e intentan llegar al origen de ellas mediante preguntas que realizan a personas mayores que aparentan, para ellos, saber completamente todo sobre cualquier tema. Debido a que no son conscientes muchas veces del origen de las cosas, comienzan a imaginar y a crear su propio porqué, independientemente de que sea coherente, pues, para ellos no es necesario. La razón por la que los niños crean e inventan sus propias teorías, por decirlo de algún modo, es porque en muchas ocasiones, a las personas que les preguntan no saben contestarles y responden con la frase típica de “eres un poco pesado” o “cuando seas mayor lo entenderás”.
Pienso que realmente las personas que deberían de responder a las cuestiones de los niños que, aparentemente, las podríamos calificar como inútiles o demasiado obvias. El problema es que muchas de esas cuestiones, inútiles y obvias, lo son en tal medida, que no sabríamos responder con exactitud. Por ejemplo, ¿Por qué tengo miedo? A esta pregunta responderíamos, porque estas asustado, pero los niños volverían a preguntar ¿Por qué estoy asustado?
Los niños cuando crecen, dejan de hacerse esas preguntas porque empiezan a comprender un poco más el mundo que les rodea gracias a la ciencia, pero ¿Qué ocurre con esas preguntas que la ciencia no puede responder? Pienso que estamos tan convencidos de que si algo no es demostrado, no puede ser cierto, pero ¿Todo se puede demostrar?
Según mi criterio, deberíamos replantearnos estas preguntas y buscar una respuesta por nosotros mismos que no esté regida por la necesidad de una demostración, sino por una contestación a lo que nos preguntamos. La imaginación de los niños cruza unas fronteras que para las personas mayores están demasiado implantadas. Uno de los problemas que tiene que una persona mayor imagine y cree, es que el resto de personas, lo juzgarían como un hecho de inventar que no cumple ningún requisito lógico.
En mi opinión, las personas mayores, con un cierto grado de conocimiento, deberían de traspasar las fronteras que limitan la imaginación y tratar de realizar un esfuerzo para responder preguntas sin seguir ningún criterio lógico ni que se pueda demostrar. Opino que de esta manera, podríamos buscar respuestas a preguntas que no serían posibles con otros requisitos.
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