miércoles, 14 de marzo de 2012

¿Por qué tenemos miedo a encontrarnos solos?

Cuando somos aún pequeños nos encontramos en una situación de vértigo si no tenemos cerca a nuestros padres o a alguien que cuide de nosotros. Desde que nacemos nos encontramos rodeados de gente que nos cuida y nos prepara para aprender a llevar una vida lo mejor posible. En el momento que crecemos, por naturaleza, sentimos ese deseo de independencia de nuestros progenitores, ya sea, alejándonos pero conviviendo con ellos, o independizarnos completamente de ellos.


Cuando llega el momento de abandonar la vida de nuestros padres y emprender la nuestra, nos encontramos en un estado de pánico por lo desconocido. Nos sentimos indefensos y desconfiamos de todo el mundo que existe a nuestro alrededor, en conclusión, nos sentimos solos y vulnerables, aunque no aparentemos tal estado. Pero ante esto yo me pregunto ¿Por qué tenemos miedo a encontrarnos solos? En mi opinión, el miedo generado a encontrarnos solos lo generamos nosotros mismos. Podemos pensar que todo el mundo es seguro de sí mismo menos nosotros y ello genera un estado de inseguridad. Por ejemplo, cuando llega el momento en el que muchos estudiantes deben marcharse de casa y comenzar a estudiar una carrera en cualquier otro lugar, todos los estudiantes del primer año se sienten inseguros y vulnerables, comienzan a tener miedo y a sentir vértigo a la soledad. El problema de todo ello, es que todos estos estudiantes, que se encuentran en un estado de vulnerabilidad, no son conscientes de que muchos de sus compañeros se encuentran en la misma situación.
Según mi criterio, la respuesta a por qué tenemos miedo a encontrarnos solos, además de generarla nosotros, se ve predispuesta por el instinto natural que tiene el hombre a relacionarse y vivir en sociedad. La soledad provoca un estado de ansiedad que se ve afectado por la ausencia de socialización. El ser humano desde muy pequeño está acostumbrado a convivir con otros seres humanos, pero nunca solo.
Otro sentido que puede tomar esta pregunta, es el sentimental. Podemos encontrarnos, como hemos dicho anteriormente, rodeados de personas, pero en esa misma situación nos podemos encontrar muy solitarios. Con esto me refiero a una soledad sentimental en la que existe una ausencia de la persona con la que compartes sentimientos además de una vida cotidiana. Un ejemplo de ello, son los matrimonios formados por miembros en un estado de madurez y que deciden separarse. Las personas que formaban este tipo de matrimonios, tras el divorcio se sienten solas sentimentalmente y pueden llegar a sentirse solas durante su vida cotidiana.
Mi conclusión es que, tanto el miedo a la soledad como otros miedos, son generados por nosotros mismos y por la sociedad en la que vivimos. Así por ejemplo en ciudades de E.E.U.U. es habitual llevar una vida solitaria con la ausencia de compañía sentimental sin ser juzgado por la misma sociedad.

miércoles, 7 de marzo de 2012

¿Por qué cuando crecemos nos cuesta ser más creativos?

La gran mayoría de los niños de alrededor de 6 años se hacen preguntas por todo lo que hay a su alrededor y sobre el porqué de las cosas. Cuando ocurre algo que no comprenden, no únicamente se quedan en esa pregunta, sino que siguen preguntándose más cuestiones sobre ese tema o cualquier otro.
Los niños buscan la verdad de las cosas e intentan llegar al origen de ellas mediante preguntas que realizan a personas mayores que aparentan, para ellos, saber completamente todo sobre cualquier tema. Debido a que no son conscientes muchas veces del origen de las cosas, comienzan a imaginar y a crear su propio porqué, independientemente de que sea coherente, pues, para ellos no es necesario. La razón por la que los niños crean e inventan sus propias teorías, por decirlo de algún modo, es porque en muchas ocasiones, a las personas que les preguntan no saben contestarles y responden con la frase típica de “eres un poco pesado” o “cuando seas mayor lo entenderás”.
Pienso que realmente las personas que deberían de responder a las cuestiones de los niños que, aparentemente, las podríamos calificar como inútiles o demasiado obvias. El problema es que muchas de esas cuestiones, inútiles y obvias, lo son en tal medida, que no sabríamos responder con exactitud. Por ejemplo, ¿Por qué tengo miedo? A esta pregunta responderíamos, porque estas asustado, pero los niños volverían a preguntar ¿Por qué estoy asustado?
Los niños cuando crecen, dejan de hacerse esas preguntas porque empiezan a comprender un poco más el mundo que les rodea gracias a la ciencia, pero ¿Qué ocurre con esas preguntas que la ciencia no puede responder? Pienso que estamos tan convencidos de que si algo no es demostrado, no puede ser cierto, pero ¿Todo se puede demostrar?
Según mi criterio, deberíamos replantearnos estas preguntas y buscar una respuesta por nosotros mismos que no esté regida por la necesidad de una demostración, sino por una contestación a lo que nos preguntamos. La imaginación de los niños cruza unas fronteras que para las personas mayores están demasiado implantadas. Uno de los problemas que tiene que una persona mayor imagine y cree, es que el resto de personas, lo juzgarían como un hecho de inventar que no cumple ningún requisito lógico.
En mi opinión, las personas mayores, con un cierto grado de conocimiento, deberían de traspasar las fronteras que limitan la imaginación y tratar de realizar un esfuerzo para responder preguntas sin seguir ningún criterio lógico ni que se pueda demostrar. Opino que de esta manera, podríamos buscar respuestas a preguntas que no serían posibles con otros requisitos.