La felicidad no es un sentimiento que perdura a lo largo del tiempo. Se da en momentos puntuales y sí, se puede llegar a ser feliz completamente, siempre y cuando sea una situación determinada.
Según mi criterio una persona no puede ser feliz completamente durante un largo periodo de tiempo, ya que siempre tendremos algo presente que no resulta como nos gustaría.
La felicidad es sinónimo de satisfacción, pero no únicamente puede estar relacionado con esto. Cuando realizamos algo con mucho esfuerzo y nos sale como queremos, incluso mejor, tenemos una felicidad llena de satisfacción.
En mi opinión, la felicidad está relacionada con otros sentimientos muy positivos como es el amor. La felicidad va cogida de la mano con el amor, aunque también con el miedo. Esto quiere decir que para ser feliz tenemos que arriesgarnos a fracasar o experimentar la tristeza, ya que si no experimentamos lo que es eso, no podremos distinguir ni apreciar lo que es la felicidad. También ocurre en el caso contrario, o sea, que tenemos que experimentar lo que es la felicidad.
Muchos críticos afirman que si tenemos amor somos felices, pero yo no estoy completamente de acuerdo. Para ser feliz intervienen otros muchos factores a parte del amor y de la satisfacción como son la familia y la amistad. Estos dos factores conllevan lo mismo, estamos rodeados de personas que nos quieren y nos aprecian. Sentimos amor por estos dos factores y nos hacen felices, pero cada uno de una forma distinta. Pienso que los dos se complementan y que podemos llegar a ser más felices si tenemos estas dos cosas.
La felicidad de las personas que son más exigentes consigo mismas está un escalón por encima que la de los demás. Les es más difícil satisfacerse con lo que pueden llegar a conseguir.
En el caso de que nos propongamos unas metas y no lleguemos a conseguirlas o no resultan como nos gustaría, mayormente se produce un sentimiento de frustración, es decir, un sentimiento tras un intento malogrado. Este sentimiento puede llegar a provocarnos un estado de tristeza, de ahí puede pasar a la obsesión y por último a males mayores como la depresión.
Por último, y no por eso menos importante, están otros dos factores más que son la salud y el dinero. En el caso de la salud, aunque tengamos los factores restantes y nos queda algo tan esencial como es esto, no podremos llegar a ser felices. Con el dinero pasa algo similar, suele ser una de las metas a proponernos cuando llegamos a ser adultos y a independizarnos, lo que lleva a la independencia económica. Por tanto, si tenemos los demás factores y este no, nos podríamos sentir frustrados, ya que como he dicho antes, suele ser una meta a proponerse. Pero una aclaración importante que muchos confunden, el dinero ayuda pero no da la felicidad.
En conclusión, para llegar a ser felices debemos intentar recoger estos factores sin dejarnos ninguno por el camino.
Para las personas demasiado exigentes consigo mismas, en el caso de la felicidad, yo les diría: “no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita”, y aplicado a este tema, “no es más feliz el que más exigencia tiene, sino el que más conformista es”.